“Ni me siento angustiado ni me siento enfermo, yo sé que soy positivo al VIH no un sidoso como dicen por ahí, me sentenció un fulano de tal, que dicen que ya murió, pero yo me siento más fuerte que un caballo y yo no me voy a dejar enfermar antes de tiempo, por la angustia de un futuro que no existe ni para mi ni para nadie y como dice la canción, el que se queda, se queda llorando y el que se va, se va suspirando.”
Así relataba Joel Quintero, un joven de 37 años, nacido y criado en la Perla del Sur, Ponce, pueblo que abandonó un día para marcharse a la capital donde iría a estudiar psicología. Pero “la vida no nos da las jugada que a veces queremos, nos monta muchas trampas. Quién diría que iba a terminar, como termine?. No se tú, pero no era mi plan”, señaló “Jowie”, medio sollozo.
Mientras contaba muy conmovido la difícil toma de decisión que tuvo que confrontar a su temprana edad, al entonces 21 años de edad, y los momentos difíciles que pasó con su familia derrocharon de la juventud de Joel. La visita de la “soledad y tristeza” que llegaban siempre a las siete de la tarde luego que llegaba de clases y del trabajo, llevó a Joel a relacionarse con otras personas.
“Solo quería buscar aquella persona que me llenara, tu me entiendes, que me ayudara a vivir buenos momentos” no quería seguir sintiéndose aislado, aspiraba a dejar de hablar con el silencio. Ahí fue cuando inesperadamente conoció a su primer amor, José Carlos, su primera pareja, con quien convivió por dos semestres en aquel noventa y tres.
Entretanto se tomaba una piragua y contaba de aquel tiempo, fue en el aquel entonces su apartamento, la noche donde su prometido le confesó que era portador del VIH desde antes de estar con el, se lo había ocultado. Esta noticia lo tomo por sorpresa, no tenía consuelo, ni nadie quien lo consolara.
“Estaba solo, inerte, triste, desconsolado no morí antes porque caí en la marihuana, luego en la coca(cocaína) y hasta llegué a inyectarme” confesó Joel, que tras caer en las drogas desequilibró más el estado emocional en su juventud llevándolo a deambular por las calles de la antigua ciudad amurallada con tan solo 23 años de edad.
Anduvo durmiendo en las turísticas aceras del Viejo San Juan y con la miserias aportación que le brindaban algunos individuos vivió y comió durante casi tres años. Aunque durante éste periodo conoció a quien fuera su salvación “Carmencita”, Carmen Ruiz. “Es la madre que nunca tuve, fue la que me sacó de las calles, no me dejo morir de hambre, era quien hablaba conmigo.
De la misma forma “Carmencita”, quien dirigía una mirada fija en Joel contaba, ¿Qué la llevo a ayudarlo? “Soy madre y soy humana, tiene la misma edad de mi hijo menor y no podría ver lo mal que me sentiría si lo viera en esa situación. Al vecino lo llevan a COSSMA (La Corporación de Servicios de Salud y Medicina Avanzada) en Cidra, donde le dan tratamiento a pacientes de Sida y ahí lleve a Jowie.
Estrechamente agradecido hoy en día y gracias a los tratamientos, Joel está parcialmente recuperado, dejo las calles y ahora tiene un pequeño apartamento en los altos de la casa de Carmencita en La Perla. Sigue en tratamiento mensualmente y está decidido a seguir luchando por combatir está enfermedad y ayudar a los demás.
“Un día yo encontré un ángel, hoy quiero ser yo ese ángel y devolver lo que un día hicieron por mi” afirmaba éste regenerado Joel Quintero quien sin duda alguna su semblante revelaba una felicidad y buenos resultados en su tratamiento. Hoy comparte con los demás deambulantes y les da de comer siempre que puede.
Aunque no le teme a la muerte y/o decir públicamente que es paciente de Sida, Joel esta claro que su salud no es la mejor, pero no lo limitará nada ni nadie, sigue un patrón de vida normal pero se cuida más. Se ve que mantiene una gran actitud y buen estado de
animo. Siempre que habla con alguien le comenta sobre una nota que le dieron durante su tratamiento la cual el considera su favorita.
“Prefiero una corta oración ahora que estoy vivo y no una misa cantada y celebrada cuando yo muera. Prefiero una palabra de aliento que un desgarrador poema cuando muera, prefiero disfrutar de lo mas mínimo detalles ahora que estoy vivo que grandes manifestaciones cuando yo muera.”
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Paciente de Sida Prefiere una oracion, que una misa cuando muera
Paciente de Sida Prefiere una oracion, que una misa cuando muera
By Unknown Thursday, November 05, 2009
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